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lunes, 11 de agosto de 2014

El alma necesita llorar…


Hoy me he enterado de algo que vendrá bien para aquellos que se niegan a externalizar sus emociones, los que siempre piensan en la compostura. Siempre he dicho que si tenemos la facultad de reír y llorar ¿por qué privarnos de ello? Yo suelo reír con total desenfado, si he de reír una broma o un evento feliz lo disfruto al máximo, y si he de llorar, lloro con total libertad, no quiero guardarme en el corazón lágrimas que me hagan sentir frustrada o herida por mucho tiempo. Mejor las dejo correr y que las lleve el viento, suena poético, lo sé. De todas maneras estudios recientes afirman que llorar le hace bien al alma. 

Esto no es nada nuevo, ya que seguro que tú lo has sentido por ti mismo, cuando agobiados por los problemas un día nos dejamos llevar por las lágrimas, cuando hemos perdido alguien que nos era importante, las lejanías, las cercanías que duelen, las frustraciones, las pequeñas victorias y las grandes derrotas, que hemos llorado, claro que sí… Pero no es lo que debemos hacer según los que piensan insisto, que debemos ser siempre controlados, que las lágrimas son una debilidad…
No pensemos tampoco en aficionarnos al llanto, la vida requiere también de entereza, pero cuando queremos llorar porque nos sentimos derrotados, por qué no dejar que esas lágrimas nos liberen del sentimiento, por qué negarle a la felicidad, unas lágrimas que siempre emanan fácilmente y que luego parecen extinguirse sin más… Dicen que después de la tormenta viene la calma, llorar es saludable por cuanto nos libera de la frustración y el estrés, que lo dicen los expertos, y después de llorar seguro nos sentiremos mejor… Aunque las cosas no cambien por una lágrima, siempre podemos y en eso estarán de acuerdo conmigo, retomar con más calma, el empeño de la vida… Llora que es sano, y llora porque eso alivia el alma. “Emociones expresadas, emociones superadas”


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