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jueves, 2 de julio de 2015

El amor propio

“Cómo construir una estima saludable” por Alejandra Stamateas

En estos últimos tiempos, algunos acontecimientos en mi vida, me han golpeado un poquito, haciendo debilitar la fortaleza que tengo, para seguir adelante. Gracias a Dios, nunca estamos solos en esto, y siempre hay una mano, una palabra, y sobre todo, la luz de nuestro Señor, que nos guía, para hallar esa ayuda que necesitamos.
Yo leo mucho, y he encontrado en ella, muchos pilares; Como también, he conocido, muchas personas iluminadas, que nos aconsejan, nos abren los ojos, nuestra alma, y nos muestran ese camino, que nos cuesta, encontrar solos.
Hay muchos ejemplos, de ellos, pero hoy voy a citar una de ellas, que siempre está a mi alcance, con su simplicidad, su seguridad, y su claridad, para aconsejarme.
Y como era necesario, en este momento, ocuparnos del tema: 

“Cómo construir una estima saludable” por Alejandra Stamateas.


Hombres y mujeres sabemos que somos diferentes, pero las mujeres no hemos capitalizado aún esta diferencia. Todavía las vemos como inferiores en comparación con las del hombre, ya que todavía, de alguna manera, nos sentimos intrusas en el ámbito público. Por ejemplo, en las empresas se sabe que las mujeres se van antes de irse, esto significa que, si por ejemplo, una mujer decidió tener un hijo, o casarse, o pasar un tiempo más extenso con su familia, el día que lo decidió ya comenzó a irse de su trabajo; esto implica que ya no se preocupa por su tarea como antes, no hace cursos para perfeccionarse, no pide ascensos, o sea, se fue antes de irse. Mientras tanto, el hombre que trabaja en el mismo ámbito rápidamente va ocupando esos espacios, por eso luego decimos que los hombres tienen más oportunidades que las mujeres. Las oportunidades han sido las mismas pero ellos permanecieron y las aprovecharon. También es muy común que cuando se le pregunta a una mujer qué quiere que le pase en la vida le cuesta responder a sus propios deseos y suele contestar de acuerdo a los deseos de los demás, como si la felicidad de ella dependiera en su totalidad de la felicidad que pueda otorgar a otros. Esto hace que casi siempre se sienta desubicada y como ajena a ese ámbito que también le pertenece.

Una de las características fundamentales del liderazgo femenino es la seducción.
Esta palabra ha sido utilizada solamente en el ámbito íntimo, pero muy pocas mujeres han sabido utilizar esta capacidad para tener éxito en la gestión. Seducción entendida como la capacidad para influenciar en alguien positivamente y llevarlo al cumplimiento de una meta.


¿Por qué a muchas mujeres les cuesta gestionar con habilidad?
Por una grave carencia de estima a mi entender. A las mujeres nos cuesta aprender a tener un guardián interior que nos cuide. Para poder liderar efectivamente vamos a tener que aprender a construir una estima saludable.

Una estima saludable tiene las siguientes características:

-En primer lugar, activar el rescate interno, esto significa, no esperar que alguien de afuera llámese príncipe azul, hombre fuerte o macho venga al rescate con la solución mágica a los problemas, sino, activar la motivación interna y la capacidad de liderazgo que todas tenemos, sin poner nuestra vida en manos de un extraño (o no) para que la maneje.

-En segundo lugar, poseer los cambios: esto significa que cuando decidimos hacer un cambio no se lo dedicamos a nadie. Por ejemplo, esa mujer que adelgace porque al marido le gustan las mujeres delgadas. Otro ejemplo, la mujer que quiere terminar su carrera porque era el sueño de su padre. Ejemplo, la mujer divorciada que quiere cambiar su look para que su ex se de cuenta de lo que se perdió. Todos estos cambios están dedicados a alguien pero nunca a ella. Poseer el cambio significa que lo hago por mí y para mí.

-En tercer lugar, motivarse. Eso significa no golpear al aire, sino insistir en aquello donde hay botín. Hay mujeres que solo realizan actividades pero no tienen propósito. Son actividades sin destino, para pasar el rato, son las que dan puntada sin hilo. No tienen un proyecto de vida sino que viven dando golpes a la nada. Las mujeres debemos aprender a motivarnos y para eso debemos ponernos incentivos realistas y alcanzables.

-Y por último, despertar. Lo más importante. Dejemos de ser Cenicientas esperando ser despertadas por un beso del príncipe azul. Dejemos de esperar y activemos la responsabilidad y la independencia.


        Las mujeres no somos víctimas, somos las protagonistas de nuestra vida.
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*Alejandra Stamateas tiene la Licenciatura en Ministerios Teológicos y es Pastora General del Ministerio Presencia de Dios, en Buenos Aires. Es docente de nivel primario y voluntaria de ACNUR (Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados). Lleva publicados más de once libros, entre ellos: Mis hijos me vuelven loca, Belleza Total, Relaciones Positivas, Mi cuerpo, mi cárcel, Estoy casada, pero me siento sola y Mujeres que brillan. Acaba de lanzar el libro Mis emociones me dominan, de V & R Editoras.

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