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sábado, 3 de octubre de 2015

HOMENAJE A MI MAMÁ

"En vida Hermano... En vida..."

                                  (doula Pintura de Gioia Albano)

Esta es una Carta intima a mi mamá... pero porqué hacerla pública?... Y, Porqué no?...
No hay nada de malo, que ocultar. Por el contrario, ojala que este mensaje, llegue a muchos, y pueda servir de ayuda; para reflexionar; o corregir; o simplemente como ejemplo, para animarse a manifestar, lo que no nos animamos... 

Querida mamá!

Siento mucho, pero respeto tu decisión de privacidad, en este día tan especial; Y por eso, llego a ti, con estas líneas…
Tu mejor que nadie, sabes cuanto nos cuesta demostrar nuestro afecto; y aunque lo damos por entendido, muchas veces, necesitamos que nos lo digan o demuestren.
También sabes, cuanto me cuesta decir las cosas, pero gracias a eso, aprendí a escribir y volcar mis sentimientos en un papel; Y porque las cosas hay que hacerlas en vida (“En vida hermano, en vida…”), es por eso, que hoy escribo para ti.
Se, que muchas palabras lindas o frases poéticas, que vuelque aquí, pueden sonar cursis o románticas; son solo maquillaje, y no por eso, dejen de ser sinceras; Pero le dan un tono de color, y le cortan, un poco, la frialdad y la seriedad, que muchas de ellas representan.   
En este mes, tu celebras varios acontecimientos todos juntos: Tu cumpleaños, hoy 80 (y bien merecido festejo); Tu profesión, DOCTORA (no solo odontóloga, sino de todos los males); Pero por sobre todo, tu título de MADRE, que reúne TODO en ese título.
Nadie nos enseña, como ser madre; y uno aprende, en el caminar diario. Y hoy que yo también soy madre, comprendo y acepto los errores, de los que muchas veces reniego, porque a mi también, me toca vivir lo mismo. Pero también agradezco de esos errores, porque nos deja enseñanzas.
Y por supuesto, que agradezco también, “Todo” lo que nos das, que es mucho más de lo esperado.
Gracias por darme la vida, Gracias por cuidarme, por enseñarme, por guiarme… Gracias por tratar que nunca, me faltase al menos, lo imprescindible... Gracias por decirte mil veces, no a ti misma, en vez de mí... Gracias por curarme las heridas... Gracias por tus cálidos y fuertes abrazos y besos.
Cuando me siento muy sola, cuando la vida me hace pasar momentos de reflexión y de tristeza, siempre recurro a ti... Me refugio en ti, para sentirme protegida del mundo y del tiempo, y me hundo en la sensación de paz que me deja el sentir tus palabras y consejos; aunque muchas veces reniegue de ellos. Pero tu sabes, (ya te lo he dicho en otra oportunidad) que muchas veces, molesta tu imposición, o como lo dices. Y que, a la no aceptación, de tus dichos, te llevan a ser irónica o hiriente, como un mecanismo de defensa. Pero, gracias a que un día, me animé, a manifestártelo, haz corregido mucho este accionar.
Sólo tú, mamá, alimentas mi alma y mi ser, y me llenas de consejos y amor. Sólo tú, eres la enfermera de mi corazón, tú que has dedicado tu tiempo para cuidar y sanar mis heridas del cuerpo y del alma... Mujer que das todo sin pedir a cambio nada... dulce y abnegada, llena de fuerza y entereza, que mueve montañas y rompe las cadenas del tiempo para volver a acunarme en tus brazos...
La vida te llena de sinsabores, de dudas, de dolores... pero sólo existe en el mundo un ser que es capaz de dar su vida en aras del amor... un ser que se envuelve en la bandera de la esperanza y retiene entre su garganta ese canto en lontananza para dejar bendiciones en la frente y orar por el ser ausente.... sólo tú, madre, que deshaces los lazos del dolor y lo truncas en calor de madre... Y cuando me miras, feliz... tus ojos brillan de felicidad por mi risa, que es la tuya, así como mi llanto es tu dolor...
Siento que no sonrías como antes... Siento que tus días a veces sean sombríos... Siento que algunas noches tengas miedo... Siento que no llegues a realizar aquel viaje que tanta ilusión te hacía... Me duele que poco a poco dejes de ser quien fuiste... Me duele solo poder hacerte compañía y aun así que te sientas a solas… Me duelen tantas cosas que a veces me duele el alma.
Lucho cada día por ti, por mí... Lucho ante la impotencia de no admitir que a veces, no puedes...
Lucho porque no dejes de ser tú misma.... Lucho por no defraudarte…
Perdóname si muchas veces te riño con o sin motivo.... Perdóname si olvido que tu eres mi madre y te trate como si yo lo fuera, en vez de ser hija…  Perdóname si te fuerzo más de lo que debo... Perdóname por mi egoísmo a no aceptar el destino, nuestro destino...
Recuerdo tus miradas cómplices y me sonrío... Recuerdo tu interés por encauzar mi futuro...
Me siento orgullosa de llevar tu apellido... Me siento orgullosa de que por mis venas fluya la misma sangre... Me siento orgullosa por lo que fuiste, por lo que eres... Me siento orgullosa de ser parte de ti.
Te perdono tus dichos hirientes, tus rabietas, tus imposiciones... Te perdono porque tú me enseñaste a perdonar.
Quiero que sepas que aunque entre nosotros hubo enfados, quedaron olvidados, solo recuerdo lo bueno. Lo demás quedo olvidado.
Me has enseñado mucho, todo... Me has enseñado a ser paciente, humilde, optimista... Me has enseñado el verdadero sentido de un nuevo día... Me has enseñado a no culpar a nadie, porque nadie tiene la culpa de lo que ocurre, nos ocurre... Me has enseñado a respetar la vida y no tener miedo a la muerte... Me has enseñado a quererte, no por lo que fuiste sino por lo que eres.
Alguien una vez dijo, (creo que fue, la Madre Teresa):
“Deseo que hoy experimentes paz dentro de ti, que confíes que te encuentras exactamente donde debes estar, que no olvides las posibilidades infinitas que nacen de la confianza en ti misma y en otros; que utilices los dones que haz recibido y que trasmitas a otros, el amor que se te ha dado.
Deseo que estés feliz contigo misma por lo que eres. Deja esta sabiduría asentarse en tus huesos y deja a tu alma cantar, bailar y amar libremente. Está ahí para cada uno de nosotros.
La paz que Yo ahora traigo en mí, es diferente a la paz que soñé un día.
Cuando se es joven e inmaduro, se cree que tener paz, es hacer lo que se quiere, quedarse en silencio y jamás enfrentar una contradicción o decepción.
El tiempo nos va mostrando, que la paz es el resultado del entendimiento de algunas lecciones importantes que la vida nos ofrece.
La paz está en el dinamismo de la vida, en el trabajo, en la esperanza, en la confianza, en la fe.
Tener paz es tener la conciencia tranquila, es tener la certeza de que se hizo lo mejor o, por lo menos, lo intentó.
Tener paz es asumir responsabilidades y cumplirlas, es tener serenidad en los momentos más difíciles de la vida.
Tener paz es tener oídos que oigan, ojos que vean, y boca que digan palabras que construyan. 
Tener paz es tener un corazón que ama.
Tener paz es admitir la propia imperfección, es reconocer los miedos, las flaquezas, y las carencias.
Tener paz es respetar las opiniones contrarias, y evitar las ofensas.
Tener paz, es aprender de los propios errores. Es tener el valor de llorar o sonreír cuando sea necesario. Es tener fuerza de volver atrás, pedir perdón, rehacer el camino, agradecer.
La paz que ahora traigo en mí, es la tranquilidad de aceptar a los otros como son, y estar dispuesta a cambiar las propias imperfecciones. 
Es la voluntad de compartir lo poco que tengo, es admitir que no siempre tengo la razón, la certeza de la vida futura, y la convicción de que recibiré, de las leyes soberanas de la vida, lo que a ellas, haya ofrecido.
No cuentes los años… cuenta los recuerdos…”
Deseo que este mensaje, te llegue a lo más profundo de tu alma, y te sane…

TE QUIERO, aunque a veces no te lo he dicho... TE QUIERO, ahora, antes y siempre.

TE AGRADEZCO, que a pesar de todo lo que hayamos sufrido y nos queda por sufrir yo haya aprendido a cerrar mis ojos y mirarme por dentro, a reflexionar, a contener las prisas, a caminar despacio junto a ti…

MI BELLA MAMÁ, ERES Y SERAS POR SIEMPRE... "UNICA"...BENDICIONES Y SALUD PARA TI... GRACIAS.
                   Orgullosamente…

                       María Cecilia Fourcade Galtier



                            Un Plus: el siguiente video musical...



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