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domingo, 3 de julio de 2016

Revolución de pensamientos, en una noche de desvelo.- de CeciFour

 

Es una noche de sueños utópicos, nada romántico, y volando en la nostalgia.
Contrariamente a una escena romántica, de una noche estrellada y con la luz de la luna; Ésta, es una noche muy fría, metida en la cama, tapada hasta las orejas, de piyama y soquetes; Y el desvelo, que se hizo presente.
En mi mente, millares de pensamientos, que parecen jugar a las escondidas; entran, salen, se ríen, lloran, muy revolucionadas. Pero aparece uno, muy tímido; se asoma y vuelve a esconderse, como asustado. Es el pensamiento de un nuevo Amor. Palabra muy grande para él, que lo asusta y achica.
Sí; como es nuevito, recién son lindas sensaciones, inseguras, curiosas; de deseos; imaginarias; y también dudosas, de ser verdaderamente correspondido.
Pero, conoces de los sentimientos del otro? No, aún no lo sé. Sólo sé que, un gustito hay; algo lo moviliza, pero, se comporta algo distante; no demuestra mucho interés; es muy reservado y medido.
Pero, en esa de, entrar y salir pensamientos en mi mente, de pronto, se hacen presentes, los pensamientos, de reflexión y el que todo lo cuestiona; y juntos al pensamientos de los sentimientos, forman un trio de amistad; pues, este último, ya no está en la etapa de la juventud, en sus comienzos de sus primeros  amores. Por lo contrario, ya maduro y experimentado. Pero, deseando renacer, y revivir viejos sentires, y compartir momentos placenteros, disfrutando de ellos, con total libertad.
Entre ellos, hablan, discuten y a la vez, se ríen, por los acuerdos a que arriban. Hacen mucho  bochinche, están muy excitados. Tanto, que han producido este desvelo.
Para serenar un poco esta excitación, hago a un lado a estos bochincheros, cierro los ojos, y traigo al momento, el pensamiento de los sueños e imaginación; dejándome llevar, en un vuelo imaginario.
Todo es bello desde esa altura; y al doblar en una esquina, me encuentro con el pensamiento del deseo, que se encontraba ruborizado, porque la pasión lo había asaltado, y hecho acalorar.
Entonces, abro los ojos, y retorno a la realidad. Con tanta revolución, la temperatura subió; la frazada a un lado quedó, y abrazada a la almohada.
Y ya algo cansada, decido relajarme. Me acomodo entre los almohadones mullidos y suaves, y me entrego en un sueño profundo.

 

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